Columna de opinión, ensayística, en la que el autor se refiere a los hermanos Violeta Parra y Nicanor Parra: “Casi podemos imaginarlos mellizos, para acercarlos aún más a los mellizos clásicos y su mítica dualidad: Apolo, divino encargado de la civilización y la armonía; Artemisa, diosa de la naturaleza y la emoción”. Respecto de la artista afirma: “Violeta no es de ironías o proporciones áureas. Su genio es de extremos, desgarros, éxtasis; belleza y locura, inocencia y sanación. El color, la palabra, la melodía, estallan con ella a intensidad final”. Agrega: “Hechicera de gran poder, sacerdotisa de misterios apasionados, dio gracias a la vida sin miedo a buscarla al otro lado de la muerte”. En tono de homenaje, relaciona a los hermanos Parra como arquetipos distintos complementarios.