Botellas de plástico y otros residuos que acabarían llenando los
vertederos o flotando en el mar se han convertido, de la mano de Tania Hereveri y su hijo Emilio, ambos artesanos de Rapanui, en una forma de arte sostenible que denuncia la degradación del planeta y sorprende por su originalidad al emplear nuevas tecnologías, como la impresión en 3D.
Una manera creativa de contribuir a solucionar un gran problema a
nivel mundial, como es la acumulación de desechos de plástico de un solo uso.
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